lunes, 8 de abril de 2013

Cuestión de actitud


La actitud y las emociones van cogidas de la mano. Un buen control de tu inteligencia emocional te permitirá afrontar con una actitud positiva los sucesos que se presentan en tu vida.

Saber manejar nuestras emociones es fundamental para nuestro bienestar y para el bienestar de las relaciones que con los otros establecemos. En casa, en la calle, en el trabajo, en la red… nuestras emociones determinan la actitud que presentamos en cada situación que vivimos.

La vivencia vista como crisis o como oportunidad, como un vaso medio vacío o como un vaso medio lleno, te va a permitir afrontar una situación de manera diferente ya que la importancia y dimensión que le habrás otorgado será crucial para la actitud que en ese momento vas a tomar. Un despido laboral, una ruptura sentimental, el fracaso de un proyecto… pueden ser vistos como el fin del mundo o como el inicio de una nueva era en la que tu experiencia, aprendizaje y capacidad de autocontrol te van a llevar a una situación favorable.

Piensa que cuando un obstáculo o una situación negativa se presenta ante ti, nada o poco puedes hacer para que no hubiera ocurrido o para que desaparezca por sí sola. Son circunstancias externas y por lo tanto no depende directamente de ti el poder suprimirlas o cambiarlas. La actitud y el cómo te lo tomes sí que es 100% cosecha tuya y, por lo tanto, sí dependerá directamente de ti la búsqueda de una solución, tal y como hace la cigüeña del video que os pongo a continuación. 


¿Estamos de acuerdo en que la actitud nace de nuestro interior?. Pues ¡manos a la obra!. Te doy algunos consejos que te pueden ayudar a cultivar una actitud positiva ante situaciones inesperadas que puedan sobrevenirte:

  • Aprende a ver el lado positivo de las cosas.
  • Sé tú mismo. No te compares ni quieras ser como los demás.
  • Vive el hoy, deja de alimentar tus pensamientos sobre el futuro porque te crearán ansiedad y preocupaciones innecesarias que te impedirán vivir el momento presente.
  • Utiliza técnicas de respiración y relajación cuando veas que te invaden pensamientos negativos.
  • Haz lo que creas y sientas. Trata de evitar conductas contradictorias porque eso te va a generar un sentimiento de fracaso.
  • Valora el resultado y lucha porque éste sea el que querías. No prestes tanta atención a los detalles que hayan ocurrido en el transcurso de esa lucha. No todo puede ser tan perfecto como pretendes.
  • Haz deporte, grita, intenta hacer cosas que te resulten altamente arriesgadas… descargarás la adrenalina acumulada.
  • Cuida tu imagen. El aspecto físico que presentas va muy relacionado con tu estado de ánimo y con lo que transmites a los demás, quienes de forma explícita o implícita te van a dar feedback del cómo te ven.
  • Presta atención a los demás. Estar con otras personas te permite hablar de lo que te preocupa, te puede ayudar a relativizar la magnitud del problema al escuchar otros puntos de vista y te permite además hablar de otros temas que te van a apartar por momentos de los que te puedan estar preocupando.

Concédete el tiempo que precises para estar triste, pero no hagas más leña del árbol caído. Si te quedas en casa dándole vueltas a tus preocupaciones sin hacer ninguna otra actividad entrarás en un círculo vicioso que te acaba consumiendo. Intenta aplicar estos u otros consejos para que tus pensamientos negativos no sean recurrentes. Y recuerda: no existe un remedio infalible para recuperar la alegría y la felicidad, el único remedio está en ti

¡Todo es cuestión de actitud!


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