viernes, 28 de agosto de 2015

La transmisión de los valores: nuestra tarea, nuestra responsabilidad

Los valores son todos aquellos pensamientos positivos o negativos y estables en el tiempo sobre los que se sustenta nuestro comportamiento. Estos pensamientos son considerados importantes para nuestras vidas y nos ayudan a escoger en cada momento un camino en lugar de otro.

Los valores son cualidades que integran a las personas y que permiten la convivencia en los diferentes contextos en los que nos encontramos. Valores familiares, de empresa, cívicos, religiosos, culturales… en todos los contextos tienen cabida los valores morales, muchos de los cuales son compartidos en todos ellos: la amabilidad, la obediencia, el respeto a la diversidad, la honestidad, la solidaridad, la generosidad, la empatía, la fidelidad… son sólo unos ejemplos.

La teoría dice que los valores positivos son los que nos ayudarán a estar más y mejor integrados en todos estos contextos, mientras que los valores negativos son fuente de conflictos y nos alejan de los demás.

Cuando nacemos no somos ni buenos ni malos, no tenemos valores. Es en ese momento cuando comienza un largo camino durante el que nos transmitirán ciertos valores, escogeremos aquellos que nos parezcan más idóneos, los desarrollaremos y los perfeccionaremos en base a nuestra experiencia. Los padres, tutores y educadores son los primeros y máximos responsables a la hora de transmitir e inculcar ciertos valores a los pequeños. A lo largo de nuestra vida también atravesamos ciertos momentos críticos, en cuanto a la elección de valores se refiere, principalmente durante la adolescencia, cuando en general todo nuestro cuerpo y nuestra mente sufren un mayor estrés por el cambio que acontece y cuando somos más “locos” y a la vez más libres para escoger los valores que hasta entonces hemos aprendido. Pero existen otras situaciones en las que tendremos que adquirir, escoger y poner en práctica nuevos valores: en la empresa, en la sociedad, ante decisiones políticas, etc. 


Como adultos y responsables de la educación de nuestros pequeños, en el contexto familiar y educativo, o como profesionales expertos y responsables de la acogida y transmisión de cultura y valores de la empresa, en el contexto empresarial, nos solemos preguntar cómo hacer para transmitir los valores que creemos más adecuados a esas personas que forman parte de nuestro entorno. La realidad es que sea de manera consciente o sea inconscientemente todos nos convertimos en algún momento de nuestras vidas en transmisores de valores hacia otros mediante el ejemplo, la mejor técnica para transmitir valores: la manera de pedir las cosas, la forma de reclamar, de defenderse, de sentarse en la mesa a la hora de comer, etc, son situaciones en las que utilizamos el ejemplo para que los demás lo tomen y lo imiten haciéndolo suyo.

Por poner sólo un ejemplo, cuando estamos preguntándole al niño “¿qué crees que habrá pensado tu amigo cuando se ha enterado que le has mentido?” “¿cómo crees que se habrá sentido la abuela cuando le has levantado la mano?” “¿qué sentirías tú si hubieras sido el niño al que has insultado?”, estamos trabajando con él el valor de la empatía.

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